POLITICA

martes, 24 de marzo de 2009

TODOS SOMOS SUSANOS - (Pena de muerte)

Sin duda, en este país, el traje de Susano le queda bien a muchos. Y no es algo menor que esto ocurra. No pensar es más cómodo que hacerlo, que piense Susana por nosotros, total, ella es una star, y los star no se equivocan. Ellos sentencian un dogma y nosotros, los susanos, nos convertimos en consecuentes dogmáticos. Podría Susana escribir un manifiesto susanista en la revista Caras y miles de seguidores estarían dispuestos a convertirse en sus discípulos. También habría líderes medios, como Moria, Cacho Castaña, “chizito” Winograd, la chola, etc. que ocuparían un importante rol en la formación de cuadros susanistas. La difusión de la doctrina estaría asegurada con la anuencia de la mayoría de los medios de comunicación en manos de otros militantes susanistas que se encargarían de agitar sus idéas. Cada día más y más susanos se incorporarían a esta línea de pensamiento filosófico que en poco tiempo debería pensar en tomar el poder. En línea con el dogma de asesinar a los asesinos las vías para la toma del poder no sería por supuesto ningún comicio, el camino debe ser siempre el mas corto, y el golpe de estado es el que ha dado probadas muestras de efectividad a lo largo de nuestra sinuosa historia. Contar con políticos conspiradores, militares duros y fieles susanos dispuestos es lo de menos, esos siempre los hubo.
Del otro lado estaremos los derrotados de siempre, un minúsculo ejército que podría estar liderado por Ana Maria Piccio, que un día, agredida y robada en su propio vehículo sentenció: “Me gustaría tener frente mío a esta persona para decirle: Hermano, que pocas oportunidades te dio la vida para llegar a esto”.
“El que mata debe morir”, sentenció Susana, abriendo un debate de sordos. Parafraseando a Perón esto equivale a decir: “a los asesinos ni justicia”. La pena de muerte implica retroceder miles de años en la historia de la humanidad, cuando el raciocinio era un rasgo para nada perceptible entre el ser humano y el animal. Desde hace aproximadamente 30 años comenzó una etapa de exclusión social que devolvió a una gran parte de las generaciones siguientes a esa categoría de hombre-animal. No hubo para que esto suceda ningún big ban, no sucedió por generación espontanea, hubo un Estado corrompido por generaciones políticas corruptas que se ocupó de su beneficio personal y fue sordo, ciego y mudo para prevenir lo previsible. Estuvieron, y están sumamente ocupados en su enriquecimiento, muchas veces ilícito en desmedro del empobrecimiento lícito de por lo menos dos o tres generaciones de argentinos, a los que hoy algunos pretenden ajusticiar después de haberlos parido.
Aparece como raro que nadie pida la pena de muerte para tantos que se han enriquecido a costas de miles de empobrecidos, que un proceso en ese sentido dure eternamente, que nadie, o casi nadie termine preso, cuando mucho una prisión domiciliaria, desde luego, sin las humillantes pulseras detectoras de movimientos. Al cabo ir a un shoping no compromete a nadie.
Es cierto que la droga es un flagelo que potencia la delincuencia. ¿Qué hacemos?, ¿matamos a los drogadictos o desarticulizamos su comercio?. También es un flagelo la quiniela clandestina y no seria proporcional a este delito matar a todos los jugadores. El que roba un celular para comprar droga lo hace porque sabe donde venderlo y tambien sabe donde comprar su droga. Lo mismo el que roba un auto o simplemente dinero.
Poder y dinero. Dinero y poder. Ambos van de la mano el que posee uno va en busca del otro y estos dos factores se conjugan para vivir una vida paralela, un mundo elitista con cada vez menos incluidos y mas excluidos. Fuera de este fantástico mundo hay legiones de hombres-animales que cada día luchan por su subsistencia y se sabe como funciona el reino animal en una selva que parece no tener espacio para todos.
La buena noticia es que la solución es simple, tan simple como recorrer el camino inverso al escalado hasta ahora. Quien lo debe hacer está en el poder, fueron elegidos para esto, no tienen excusas, es su misión ante la sociedad. La mala noticia es que no veo la mínima intención de que lo hagan. Ellos también viven en “su selva” y conllevan una deformación generacional. Entre una selva y otra hay solo un cerco, que solo se cruza cuando el hombre-político necesita del hombre-animal para alguna campaña, alguna movilización o alguna elección. Aunque resulte paradójico es allí donde el degradado y el degradante se asocian para continuar la degradación.

3 comentarios:

  1. Excelente la nota, es cierto en alguna medida todos somos susanos, espero que algún día esto cambie.

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  2. El deseo de que se aplique la pena de muerte a lo que realmente quiere matar es al miedo a morir, a perder las posesiones, a no vivir tranquilo, a sentirse amenazado, a no poder decir "ya está, ya llegué", a no poder relajarse, etc., etc. Para sacarse estos miedos hay que mudarse de planeta muchachos

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  3. Este texto está citado en: Giménez; Susana.

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